En nuestro día a día es fácil olvidar que los niños pueden estar en un riesgo constante de sufrir accidentes o lesiones. Entre juegos, diversión, deberes y clases, es de vital importancia saber manejar una urgencia con ellos. Es por esto que hoy queremos introducirte al tema de reanimación cardiopulmonar (RCP) para niños y la importancia de que todo padre de familia o persona que conviva con ellos se certifique en primeros auxilios y RCP.
Importante: si te encuentras en una situación de emergencia por favor marca a los servicios de emergencia de tu localidad. Para aplicar la reanimación cardiopulmonar en un niño o un adulto debes estar certificado en su uso. Este artículo sólo tiene fines ilustrativos y no sustituye el entrenamiento formal de primeros auxilios o RCP.
La reanimación cardiopulmonar (RCP) es un procedimiento que se realiza cuando el ritmo cardiaco y/o la respiración se detienen completamente. Debe aplicarse cuando confirmamos que no existe una obstrucción en vías respiratorias o tras desobstruir el conducto respiratorio con la maniobra de Heimlich. Por ejemplo, si un niño se atraganta con un objeto o se ahoga en una piscina, es urgente brindar ayuda con RCP, asegurándose antes de que las vías respiratorias están libres.
La meta de la RCP no es resucitar a la persona, sino aumentar sus probabilidades de supervivencia. Tanto con niños como con adultos, el objetivo de la RCP es mantener la circulación de la sangre en el cuerpo. Esto ayuda a que el oxígeno siga fluyendo hacia los órganos vitales, como el cerebro, y evitar el daño neuronal.
Ahora bien, la RCP no es igual en adultos que en niños. Por un lado, los niños tienen cuerpos más pequeños y menor masa muscular que los adultos. Por otro lado, pueden tener dificultades para expulsar objetos de su sistema respiratorio debido a que su anatomía es más pequeña. En consecuencia, se deben aplicar técnicas específicas y adaptadas a su edad. Esto puede marcar la diferencia entre salvar una vida o no.
Las técnicas de RCP con niños se pueden dividir en dos: para mayores de un año de edad y para menores de uno a doce meses. Cuando aplicamos las técnicas correctas de la RCP para niños, según su edad, podemos aumentar las posibilidades de sobrevivencia.
Es importante recalcar que aplicar la RCP de manera inadecuada puede causar daños internos o incluso empeorar la situación en lugar de ayudar. Por esta razón, es esencial que todos los adultos que convivan con niños conozcan, se capaciten y certifiquen en primeros auxilios y RCP. Acércate a las instituciones de salud o a tu pediatra para conocer qué capacitaciones debes de tomar para dar primeros auxilios y RCP.
Para determinar si es necesario realizar RCP, la Cruz Roja y Sarah Hunstead, directora de CPR Kids nos, recomiendan apegarse a los siguientes pasos previos.
Antes de comenzar la evaluación de un infante, Sarah Hunstead sugiere revisar la seguridad del entorno. Hunstead comenta esto porque, si la persona que va aplicar el procedimiento no está segura, no va a poder llevar a cabo la evaluación. Es una prioridad, entonces, que se busque un lugar resguardado.
La Cruz Roja marca como primer paso la evaluación de respuesta del niño o el bebé. Esto se hace con estímulos suaves hasta llegar a sacudir o hablar con voz fuerte. También se debe identificar cambios en la coloración de la piel. La meta en este paso es determinar si el bebé o niño se halla inconsciente.
Después de determinar si el niño o bebé está inconsciente, es momento de solicitar apoyo a los equipos de emergencia. En caso de que se esté acompañado de alguien más, una persona debe de pedir ayuda a los servicios de emergencia y la otra debe de continuar con la evaluación del niño o bebé.
Como tercer paso se debe colocar al niño o bebé sobre una superficie plana y firme, con la cabeza inclinada suavemente hacia atrás. Después hay que tomar el mentón para verificar que las vías respiratorias estén abiertas y no sean obstruidas por la mala posición de la cabeza.
En este paso se busca confirmar si el niño o bebé no está respirando. Si es el caso, se debe detectar si algún objeto extraño está provocando una obstrucción, por ejemplo, algún juguete o comida.
Si existe alguna obstrucción en las vías respiratorias del niño, se deben aplicar maniobras para liberar el conducto respiratorio antes de continuar con la RCP. Para conocer más información sobre este paso te recomendamos revisar los recursos de soporte vital avanzado pediátrico (PALS, por sus siglas en inglés).
Después de que determinamos que el niño o bebé no está respirando con normalidad y no tiene obstrucciones en vías respiratorias, la Cruz Roja recomienda realizar dos soplos de respiraciones de salvamento. Para realizarla hay que asegurarse de que las vías respiratorias están abiertas, como lo indicamos en el paso tres. En niños mayores a un año de edad, se debe tomar la nariz con la mano y soplar suavemente en la boca del niño. En bebés menores de 12 meses, se debe soplar tanto en la nariz como en la boca de una manera suave.
En caso de que concluyas que no es necesario realizar RCP, se debe estar pendiente de cualquier cambio de estado en el niño, pues puede continuar en peligro. Recuerda contactar a los servicios de emergencia de tu localidad para solicitar apoyo. Además, mantén la vía aérea abierta en todo momento y espera a los servicios de emergencia.
Sin embargo, si, de acuerdo con lo anterior, se determinó que el bebé o niño no respira y es necesario comenzar con la RCP, se debe proceder con los siguientes pasos según la edad del niño o bebé.
Para comenzar la RCP en un niño, uno se debe poner en cuclillas y colocar la mano derecha en el centro del pecho del niño (justo debajo de la línea de los pezones), cerca del esternón. Manteniendo los brazos derechos, se debe comenzar a presionar el pecho del niño aproximadamente hasta un tercio de la profundidad total del tórax. Por minuto, debe alcanzarse un mínimo de 100 compresiones torácicas. Hay que realizar 30 compresiones seguidas de 2 respiraciones de salvamento (descritas en en el punto cinco del apartado anterior), esto es, una relación de 30:2. Se debe continuar realizando la RCP hasta que llegue la ayuda médica o el niño comience a respirar normalmente.
Para hacer la RCP en un bebé menor de doce meses, uno se coloca en la misma posición que con un niño. La principal diferencia es que sólo se utilizan dos dedos de la mano, el índice y el medio, sobre el pecho para hacer las compresiones. De igual manera, hay que presionar hasta un tercio de la profundidad total del tórax del bebé. Las compresiones se realizan al mismo ritmo que con un niño: un mínimo de 100 por minuto, también en ciclos de 30 compresiones seguidas de 2 respiraciones de salvamento.
Recuerda que para aplicar de manera correcta la RCP para niños debes tener un entrenamiento formal y estar certificado en primeros auxilios o soporte vital avanzado pediátrico (PALS).
Varios lugares ofrecen cursos de primeros auxilios y RCP. Las mejores opciones son organizaciones de salud, como la Cruz Roja, o escuelas certificadas por la American Heart Association. Unas y otras suelen ofrecer cursos regulares de RCP tanto para niños como para adultos. Como sea, es importante asegurarse de que el lugar al que te matricules esté certificado.
Recuerda que prevenir te ayudará a proteger a tu familia y seres queridos. No te quedes atrás y busca cómo mantenerte informado y al tanto sobre cómo cuidar a quienes te rodean.
Para estar listos ante una urgencia relacionada con RCP para niños, es importante tener a la mano los números de emergencia. Esto incluye a organizaciones como la Cruz Roja local, Protección Civil, bomberos, hospitales, médicos de cabecera, ambulancias y otros servicios médicos importantes en tu área. Investiga sus contactos y tenlos a la mano: te permitirán actuar rápidamente en caso de emergencia.
En momentos así, el estrés y la ansiedad no deben dificultar nuestra capacidad de reaccionar con rapidez, eficiencia, tranquilidad y de forma acertada. Una estrategia efectiva para ello es realizar simulacros. Con esto podemos asegurarnos de que los integrantes de la familia sabrán cómo actuar. Estar preparados es imprescindible en nuestra vida diaria.
Aprender y certificarse en primeros auxilios y RCP te brinda las habilidades para mantener con vida a alguien en cualquier situación peligrosa. Además, puede ser de gran ayuda en emergencias en las que un niño ha dejado de respirar y continúa con signos vitales. Aunque el ahogamiento es la principal causa de muerte en niños de entre uno y cuatro años, los primeros auxilios y la RCP son indispensables en una variedad de escenarios, aunque no estén relacionados con la ingesta de agua o alimentos. Conocer y saber aplicar la técnica correctamente puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte en estas situaciones críticas.
—Seguros El Potosí