Inversiones para jóvenes
Aladdín frota la lámpara y ve hecho realidad su deseo de ser sultán, rodeado de lujos. Un niño de apenas 11 años da un giro radical a su vida cuando recibe un cheque en blanco que inmediatamente cambia en el banco por un millón de dólares. Crecemos con la idea de que, tras pedir un deseo, al abrir los ojos, veremos satisfechas todas nuestras necesidades y podremos dedicar el resto de la vida al esparcimiento y el ocio.
La realidad, tristemente, la mayoría de las veces se parece más bien a lo que cuenta la conocida parábola del hijo pródigo. ¿Recuerdas la suerte de ese personaje después de despilfarrar la herencia que su padre le anticipa? Antes de volver arrepentido a casa, el hijo pródigo desempeña todo tipo de oficios e incluso duerme en un chiquero.